Don Juan Tenorio de José Zorrilla (1844)
En la primera parte
de la obra podemos observar como Don Juan Tenorio se nos presenta con las
características propias del burlador: es un hombre orgulloso, sin ningún tipo
de escrúpulos, sin miedo a la muerte y para él las mujeres no son más que trofeos que
añadir a su mala fama.
En varias ocasiones de la obra se relaciona con el diablo: así en
la primera en escena III del segundo acto , Don Luis admite que Don Juan se
parece Satanás; también Brígida cuando habla con él a solas y le pregunta a Don
Juan con quien está, él afirma que está
con el diablo ( acto primero escena II ) y el escultor a Don Juan le habla que
Don Diego tenía un hijo que era peor que el demonio ( Acto primero, segunda
parte).
Sin embargo está imagen de Don Juan no es una imagen clara
en toda la obra y ciertamente hace dudar sobre su verdadera condición.
En primer lugar es muy significativo el final de la escena
IX , en el acto cuarto ; cuando Don Juan de rodillas admite a Don Gonzalo que
no puede vivir sin su hija, doña Inés, que la desea y que solo ella puede
convertir a un demonio como él en un ángel. Sin embargo ni Don Gonzalo ni Don
Luis le cree y deciden batirse en un duelo que acaba con la muerte de estos
últimos.
También vemos que al manifestarse la estatua fantasmagórica
de Don Gonzalo; Don Juan piensa que esto es una artimaña del Capitán Centellas
y Avellaneda y también decide batirse en duelo, combate que le costará la vida
de Don Juan.
Por tanto vemos que
Don Juan lo resuelve todo con violencia, aunque en un principio quiera emplear
la benevolencia pero el espíritu del burlador siempre logra tomar el mando en
la situación.
Incluso en la última escena cuando Dios consigue perdonar a
Don Juan gracias a la intervención de
doña Inés, el mismo Don Juan admite que este dios de la clemencia es el dios de
Don Juan tenorio. Así pues, no estamos ante un dios justo, sino que es un dios
que se ha dejado persuadir por las lastimeras suplicas de doña Inés que al fin
y al cabo sigue siendo una mártir bajo el yugo de Don Juan. Por tanto bajo mi
punto de vista Don Juan no se “rehabilita” sino que simplemente emplea sus
artimañas propias del burlador para engañar a su amada, a Dios y al propio
lector.
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